Antes de que las vacaciones de Semana Santa llegaran
al colegio, y para que los días previos fueran entretenidos, preparamos una
actividad para los niños durante las clases. Cada niño debía traer lana y
cartulina de colores a clase para poder fabricar los huevos de pascua y de esta
manera, decorarlos. Las profesoras nos encargamos de esconder por el patio
todos los huevos que los niños habían hecho y les contamos un cuento, que
decía:
Había
una vez un rey tenía un mago muy poderoso en la corte. El mago le regaló una
gallina que ponía hermosos huevos de colores, ideales para regalar. Pero como
el rey era muy ambicioso, le pidió si la gallina podía poner huevos de oro. Se
hizo muy rico, y era envidiado por otros reyes, por lo que temía que le robaran
su gallina. De esta forma, cuando tenía visitas, la gallina era escondida y
sustituida por una común en la jaula.
Un
día, mandó a traer de nuevo a la gallina en la jaula, pero tan solo vio un
conejo blanco. Enojado, llevó el conejo al bosque y lo abandonó, y mandó llamar
al mago. Cuándo le preguntó al mago qué había pasado con la gallina y por qué
no la había puesto en la jaula, el mago contestó: “sí, la puse, solamente me
olvidé de convertirla de nuevo de conejo a gallina”.
Nunca
volvieron a encontrar el conejo blanco, pero a partir de ese momento, los niños
encontraron huevos de colores escondidos por el reino. Y de vez en cuando,
alguno con suerte encuentra uno de oro.
Tras el cuento, los niños cogieron las cestas que
nosotros les prestamos y corrieron al patio a buscar los huevos. Fue un día
lleno de sorpresas para los niños, que fueron los que más disfrutaron. Os
dejamos unas fotos de ese día tan especial.
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